En cosas sin importancia:
El otro día navegando por la Internet (No es broma, según
la RAE así se le debe de decir “La Internet”. Además, siempre quise usar esa
palabra aunque sea solo una vez), llego a una de esas páginas de cine B que
tanto me gustan, así que, sin más, me puse a ver los títulos de las películas.
Sobra decir que en el mundo del cine B hay películas tan grandiosas como
Braindead, hasta otras con tramas muy fumadas, como cabras zombies (Black
Sheep).
En fin, navegando por la página, reconozco algunos
títulos de películas, también veo el de otros que en mi vida los había
escuchado, algunos tienen títulos tan divertidos y graciosos, dignos de puras
producciones de muy bajo presupuesto -algo muy característico del cine B-. Y
así sigo un rato más dándole, navegando de título en título. Pero, de repente,
¡sopas!, aparece un título que me suena conocido, un título que por alguna
razón sigo recordando después de tanto tiempo. Es el título de una película que
de niño me traumo (o eso recuerdo).
Es curioso como después de tanto tiempo un nombre queda
guardado en la psique. Y, por alguna razón, en un recóndito lugar de Internet
(Ya no le voy a decir La Internet, suena como a las traducciones de “A todo
gas”), este sale a luz, relumbrando con toda intensidad en la cotidianidad de
la vida diaria, como un faro proyectando su luz en la inmensidad del océano que
llamamos vida.
Pero, dejo de divagar, ¿de qué trata la película? En este
punto, me era difícil recordar de qué iba, sólo recordaba pequeñas partes de la
película, escenas casi casi abstractas, pero que tenía presente que me habían
provocado mucho mucho miedo; y esa sensación quedo guardada sobre esa película.
El título de la película: “Depósito de Cadáveres” (The
Boneyard 1991). Así que sin más, siendo las 3:00 a.m. (no soy muy conocido por
tomar muy buenas decisiones, lo sé, pero como iba a dejar pasar esa apoteosis),
dispuesto a visionar aquello que me causa miedo - y por qué no, vencer-, y tras
casi 30 años después, le di play (porque también estaba online, que bonito
lugar es La Internet, digo Internet!)
Veo las primeras escenas de la película, parece tratar
sobre un policía trabajando junto con una vidente sobre un crimen, esto los
lleva a una morgue, y hay comienza toda la película. En fin, sin entrar en
grandes detalles sobre la trama de la película, y solo ahondando en aquello que
recordaba que me causaba mucho miedo, logre visualizar aquellas imágenes
abstractas -que tenía en mi cabeza- en muchas de las escenas de la película;
todo tenía sentido: los rituales, las personas practicando canibalismo, todo se
parecían a aquellas escenas que recordaba.
Al terminar la película, me pareció que fue un ejercicio
interesante…. Y muy aburrido.
Todas esas imágenes que me provocaban miedo, resulta que
no eran tan escalofriantes como las recordaba, y no era algo fuera de lo común
del Cine B. (Pero, sí, para los ojos de un Infante, pueden resultar difíciles
de visionar).
“¡Con eso te asústate, Vato?” Me daban ganas de decirle a
mi mí mismo de 30 años atrás (Después me invitaría un Mazapán, porque, no
manchen, también soy yo)
Realmente es curioso como mucho de los recuerdos se van
convirtiendo en cosas difusas, incluso hasta intimidatorias, y como a pesar de
pasar el tiempo (y que probablemente uno puede vencerlas) están siguen
presentes, causando miedo… Como si uno mismo se trolleara. En fin.
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