Aunque David Lynch puede tener películas, probablemente,
más profundas, más oníricas y surrealistas, considero ‘Una historia sencilla’
(The Straight Story) su mejor película. Curioso, porque a diferencia de muchas
de sus otras películas, donde hay una retórica visual impresionante, en esta
película hay una sencillez que emana por todos lados.
La historia de la película es la siguiente: Alvin
Straight, su protagonista, es un anciano de 73 años, este toma la decisión de
recorrer en su segadora los poco más de 400 kilómetro, para visitar a su
hermano enfermo, y con quién no se habla desde hace diez años.
Durante toda la película, Lynch deja escenas e imágenes
que quedan guardadas en la memoria del espectador, dejando mensajes llenos de
sensatez y sentido común; en mi opinión, ese quizás sea el mayor mérito la
película: el protagonista es consciente de sí mismo, de sus capacidades, de sus
defectos, y es que: saber quién es uno mismo, eso ya es demasiado mérito para
un hombre.
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