Ya había olvidado mucho de lo genial que es Fenomenoide.
Miraba el primer capítulo, y a los cinco minutos de comenzar (adjunto el
fragmento), Fenomenoide rompe la Cuarta Pared (habla directamente con el espectador).
Pero, no sin antes pasar de protagonista a narrador en un instante, haciéndose
preguntas así mismo, tanto como narrador y personaje a la vez…, y todo mediante
una marioneta. ¡No, no, que bárbaro! Una metalepsis (interrupción de la lógica
en los eventos, pasando de un plano a otro en un instante) bien locochona.
En serio, eso de la marioneta, hace volar la cabeza.
Recuerda a lo que Borges suponía en muchos de sus cuentos: que si un personaje
puede ser lector y espectador a la vez, nosotros ya sea lectores o
espectadores, podemos ser el personaje de un relato que desconocemos.
Qué genial es Fenomenoide.
«Super-loco,
extraordinario,
¡Fenomenoide! ¡Fenomenoide!».
extraordinario,
¡Fenomenoide! ¡Fenomenoide!».
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