Creo que habla mucho del ego humano (y quizás hasta forma de evasión y escape), el suponer que las estrellas que se encuentran a años luz de nosotros, tienen una sentencia directa en el destino diario de cada uno de nosotros. Según eso, el horóscopo tiene su base en el peso, en la masa de cada cuerpo celeste y la posición que este tiene con la posición de nosotros en el momento de nacer, es decir, su campo gravitatorio tiene una relación directa con nosotros, un campo de fuerza que nos une a cada uno de nosotros con esos cuerpos celestes. Y sí, tiene cierto sentido, la gravedad atrae a todos los cuerpos del Universo, creando lazos, por más ínfimos que sean, no hay falsedad en éso. (Dejemos de lado el “método” para la “predicción”).
Sin embargo, muchos de estos lazos pueden ser realmente reducidos, prácticamente, innumerables. Como dato curioso, el campo gravitatorio del médico y las personas que estuvieron a nuestro alrededor al momento de nacer, tiene una mayor fuerza que muchos cuerpos celestes, es decir, el campo gravitatorio de esas personas es mucho mayor al de las estrellas.
Y es que ahí está lo bonito, las personas que estuvieron a nuestro alrededor al momento de nacer tiene un lazo más fuerte que la gran mayoría de los cuerpos celestes. Ahora, extrapolemos eso: Las personas que nos rodean, tienen una relación directa con nuestro destino.
En mi opinión, creo que ése lazo es mucho más genial que los horóscopos, (y hasta más espiritual; si así lo quieren ver)
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