Antes, esas preguntas -y sus variaciones- de ‘¿Qué diría el niño que
fuiste, del adulto que eres ahora?’, medio me intrigaban, y pensaba en
enrevesadas interpretaciones.
Ahora, no tanto. Ahora Imagino más el siguiente diálogo:
-¿Qué diría el niño que fuiste, del adulto que eres ahora?
-¿Qué diría el niño que fuiste, del adulto que eres ahora?
Respondiendo con un:
-Ni idea, pero no es como que sea tan importante. Digo, es un infante y
aún no tiene un criterio muy desarrollado.
Y pues está bien. El chiste es tratar de buscar un equilibrio, una
especie de armisticio. Como diría El Haragán en su canción ‘Y es por eso que me
voy':
«Las calles camino
que camine de niño.
Y me parecen distintas.
Y me parecen pequeñas.
que camine de niño.
Y me parecen distintas.
Y me parecen pequeñas.
Y es por eso que me voy».
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