Siempre me llama la atención el histrionismo que hacemos
de muchas cosas; ya sea de cosas más o menos afortunadas, o algo, por decirlo
de un modo, no tanto. Pareciera que tenemos una innata teatralidad a todo.
Citando a Thomas Pynchon en ‘El arco iris de gravedad’: «[…] todo es
teatralidad.».
Nada habla más de
la esperanza humana, como el compartir imágenes de automóviles, celulares de gama
alta, etc., —de páginas apócrifas de esas marcas— con la ilusión de ganar uno.
Eso de tomarse
demasiado en serio la vida adulta ha de ser de las cosas más cansadas que se me
ocurren. Después de todo, como diría Blink 182: ¿Cuál es mi edad? (What's My
Age Again?)